Durante esta semana, por motivo del 8M Día de la Mujer dentro de la campaña “Lideresas de la juventud” dedicaremos un espacio a las lideresas de las entidades que conforman el Consejo de la Juventud de la Región de Murcia.
Este espacio conoceremos mejor a Loola Pérez, presidenta de MUJOMUR
¿Por qué decidiste presentarte como candidata a la presidencia de MUJOMUR?
Decidí presentarme a presidenta porque creí que era una buena oportunidad para liderar el proceso de cambio que en 2015 estaba atravesando la entidad. Era un reto para mí y aunque me asustaba al principio, hoy puedo decir que ha merecido la pena. Nunca he estado sola y las compañeras que han participado en estos años y aquellas compañeras que todavía hoy continúan en la entidad me han enseñado mucho. Es un liderazgo compartido. Quizá yo soy la cara más visible, pero detrás hay muchas mujeres que facilitan el éxito de los proyectos y que también están ahí, como soporte, en los momentos de incertidumbre.
¿Qué es una mujer líder para ti? ¿Existe el liderazgo femenino?
Es una mujer que aspira a conseguir sus metas y siempre exige lo que merece, nunca menos. Me parece curioso que esto todavía se vea como una forma de romper con lo establecido. Sin embargo, esto no supone un dique para los fracasos. Esas experiencias forman parte del liderazgo y hay que transformarlas en experiencias de aprendizaje y superación. El liderazgo implica una gran responsabilidad, tanto con una misma como con respecto al proyecto que lideras. Por ello es básico rodearse de un buen equipo, cuidar las relaciones entre las personas, trabajar con empatía, favorecer la transparencia… Si detrás de ese liderazgo no hay un equipo, creo que estás perdida. No me gusta pensar en un liderazgo femenino y un liderazgo masculino. Pienso en personas que se atreven a afrontar un reto y aparcan los roles de género para actuar simplemente, con honestidad y facilitando la escalera a otros.
¿Te consideras una mujer líder?
Algunas personas dirían que sí. Yo admito ser una persona apasionada de mi trabajo.
¿Qué actividad desarrollas en tu entidad?
En la entidad desarrollo actividades de representación y de gestión. También de comunicación. Soy coordinadora de proyectos, por lo general, de educación en igualdad y educación sexual. También realizamos intervenciones de sensibilización en materia de violencia de género, educación para la salud y escuela de familias. Nuestras actividades se dirigen a la sociedad en general, pero nuestra atención recae en la juventud. Para que se valore aquello que hacemos nosotras siempre vamos con datos, con objetividad, con investigación. Esto favorece la comprensión y que se deje de cuestionar la importancia de invertir en educación. La evidencia científica está de nuestro lado: la educación es rentable. Necesitamos un cambio de mentalidad y no retroceder en derechos. La educación es preventiva, pero también puede ser terapéutica.
¿Cuáles son tus prioridades como presidenta de MUJOMUR?
Consolidar la educación en igualdad y la educación sexual en nuestra región. Y para ello es fundamental dar a conocer el talento de cada una de las personas que forman la asociación. La educación es la mejor prevención y es importante reivindicar el papel de las y las profesionales al respecto. Para mí es muy importante concienciar sobre el hecho de que ‘una charla’ no cambia nada, no transforma actitudes ni creencias en las y los jóvenes. Necesitamos programas continuados, integrales, elaborados e impartidos por profesionales… Y esto no es una cuestión política o partidista, es simplemente una cuestión de derechos humanos. Quienes necesitan crear bulos o mentiras sobre la educación en igualdad y la educación sexual muestran simplemente su ignorancia. Y quienes obstaculizan el trabajo en educación poniendo como excusa, en este nuevo contexto, la ‘semipresencialidad’ se olvidan de cumplir las leyes.
¿Por qué motivos crees que una mujer no se presenta a un cargo de poder?
Creo que los motivos que llevan a muchas mujeres a no participar en cargos de responsabilidad son diversos. En algunos espacios el machismo y el ‘compadreo’ supone un gran obstáculo. Todavía hay hombres que creen que las mujeres de sus organizaciones son menos válidas o que incluso las desprecian por tener mejores ideas. Es un paternalismo desfasado. En otras ocasiones, las mujeres se ven obligadas a elegir por seguir asumiendo los cuidados en su vida familiar. En mujeres jóvenes lo que observo es que muchas arrastramos inseguridades, el miedo al fracaso, el síndrome de la impostora… Yo creo que hay que atreverse, pero atreverse con red y eso te lo aporta un buen equipo, una filosofía de trabajo basada en la cooperación y la empatía, unos principios y valores comunes en la comunicación.
Respecto, al 8M, ¿te identificas con la lucha feminista actual?
El movimiento feminista se encuentra en estos momentos muy divididos. El sano desacuerdo ha dado paso a la polarización, la confrontación y los vetos. No me siento identificada en esas actitudes. Observo también que el bagaje intelectual del movimiento feminista en este momento es muy precario. Se prefiere el griterío y la reacción emocional al análisis y el pensamiento crítico. Me preocupa que el feminismo se convierta en una caricatura porque es un movimiento social muy potente, asume valores esenciales en una democracia como la igualdad de género y sigue siendo necesario para identificar discriminaciones estructurales y violencias específicas.
Mujomur se ha consolidado como una de las asociaciones de referencia en materia de juventud e igualdad de género. ¿Qué retos feministas habéis logrado como entidad en los últimos años?
Creo que cumplir más de 12 años como entidad ya es un gran logro. Podemos decir que ya tenemos una historia. Cuando MUJOMUR nació en el año 2009 el feminismo era bastante anecdótico en la Región de Murcia. No existía la gran sensibilización y movilización social que hoy podemos observar. La entidad nació para impulsar los valores de la igualdad entre mujeres y hombre, pero hemos evolucionado y crecido en este tiempo. Hemos redefinido nuestra misión y visión, pero sin perder nuestro compromiso por la igualdad de género. En ese sentido, los proyectos sociocomunitarios constituyen actualmente la apuesta más comprometida de la asociación. Aún queda mucho por hacer y nuestro objetivo principal es consolidar las intervenciones socioeducativas que venimos desarrollando en diferentes municipios. Trabajamos para que las instituciones, independientemente del signo político, se impliquen en la educación en igualdad y la educación sexual. Ahora, ante el impacto del COVID-19 en la juventud, estamos diseñando nuevos proyectos que puedan atender determinadas necesidades psicosociales. Tememos que, como apuntan muchos expertos, la ‘cuarta ola’ sea la ola que impacte en la salud mental y traduciéndose esto en muchas conductas desadaptativas, en un momento crítico para los jóvenes como es la adolescencia.
Estamos orgullosas de nuestros proyectos. Para nosotras constituyen el medio para alcanzar el fin: la igualdad entre mujeres y hombres, mejorar las relaciones y experiencia afectivas de ambos, inculcar el valor de las relaciones sanas y positivas, favorecer el aprendizaje sobre cómo resolver conflictos sin violencia… Del mismo modo, esto repercute en el clima del centro y en el entorno de esas chicas y chicos. Por ello creemos que es importante que las instituciones, las familias y otras entidades sigan apoyando nuestros fines.
Si pudieras pedir medidas que ayuden a avanzar en el liderazgo de la mujer, ¿qué pedirías?
Mejorar la autoestima de las chicas jóvenes es básico para afrontar un futuro liderazgo. Ojalá se prestara más atención a esta cuestión. Una medida que creo asimismo muy importante en este sentido es mejorar la conciliación y esto implica no ver la conciliación como un tema ‘solo de mujeres’.
¿Qué le dirías a una joven que tenga dudas de presentarse?
Creo que las mujeres debemos responsabilizarnos de nuestras inseguridades y aprender que el victimismo es una oportunidad para el inmovilismo, no para la transformación social. El cambio hacia la igualdad empieza en una misma, pero sólo tiene sentido cuando implicas a otras mujeres y a otros agentes sociales.